LA SIEMBRA




La tierra nos ha dado siempre el alimento. Mi bisabuelo Elías utilizaba un arado romano, mi abuelo Florentin también. arados concebidos hacía más de 2.000 años.
A África negra no llegaron los romanos. Hoy siguen sembrando como hace miles de años, desde los comienzos de la agricultura, desde los comienzos, desde la edad de los metales.

Esta aldea construida en la mitad de la nada no tiene nombre. Pero quizás sea el germen de una futura aldea del norte de Camerún. La casa es arcaica casi prehistórica. Nada en ella que no pertenezca a la naturaleza de su entorno.



Este muchacho se llama Saliou, quizás tenga 15 años. Encorvado con una pequeña azada hecha de un troza de hierro empotrado en el nudo de una rama de árbol cava unos pequeños agujeros. Su madre con un cuenco de aluminio, detrás de él va soltando dos o tres semillas de maíz que luego cubre con tierra, ella misma con su zapatilla













 Saliou ha oído algo, se para y gira la cabeza
  


Es su hermana Halima que regresa a casa

DJAOUBA

Este es Djaouba. Vive en otro villorrio, Bambulka. No mas de media docena de casas. La vida más que tranquila, tediosa, pero no lo es, la supervivencia exige toda el esfuerzo del día para pensar en aburrirse.





Djaouba ha colocado su cama fuera. Dentro hace mucho calor 







Coje un puñado de semillas de maíz


Y un instrumento que parece una lanza




Hace un pequeño hoyo y suelta dos o tres semillas





El campo queda arado y sembrado en un rato 





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