Esta mujer se llama Aissa. Es cristiana. Si hubiera sido musulmana la
hubieran llamado Aicha. Además es tupuri. Los tupuris son cristianos. Son una
etnia de origen incierto como tantas en África subsahariana, que han estado emigrando durante siglos de acá para
allá. Los tupuris de Camerún están asentados en el Norte y Extremo Norte del país
y la gran mayoría han venido de Chad. Lentamente como arroyo han ido huyendo de
Chad y su guerra civil que ha durado dos décadas y hoy habitan las dos grandes provincias
del norte de Camerún. Tienen su lengua propia que no han perdido, unas costumbres y
tradiciones culturales muy exclusivas. Son una etnia hábil.
Aissa es una paciente
bien conocida en nuestro Hospital.
Viene
a vernos cada año desde hace unos años. Nos busca para que la liberemos de esta
pesada carga que lleva en le cuello con que le ha compensado la vida. Es un tumor benigno claro.
Viene un año tras otro.
Pero es tan grande y en un lugar tan delicado que cuesta tomar la decisión de operar en
una mujer por lo demás sana.
Esta vez este año antes
de las lluvias somos nosotros quienes vamos a buscarla a su casa. Unos niños nos indican
donde vive y van a buscarle.
Hablamos con Aissa y su
marido. Le decimos que se prepare, le aseguramos que esta vez la operaremos. En el inicio de la estación seca en tres
meses la esperamos para operarla. La mujer duda, no sé si no nos cree. Al fin
acepta. Pero los africanos son inescrutables.
En octubre le hemos avisado del día para que ingrese para prepararle. Pero no viene. La decisión está tomada y todo ya listo. Nos ha dado un buen
plantón.
Cogemos el coche y
salimos a buscarla.
No damos con Aissa.
Es
sábado. Los sábados los Tupuri de varias aldeas a la redonda se reúnen bajo el árbol más grande que tengan cercano. Todos juntos, muchas veces centenares de hombres, mujeres y niños se
juntan a celebrar. Charlan, ríen tocan unas guitarras características suyas (la
dilna) y sobre todo beben cerveza de mijo hasta hartarse. Al final del día
regresarán bien contentos a sus casas. El domingo a misa y a descansar.
Al fin donde va a estar.
En la fiesta del árbol Tupuri. La gente comienza a reunirse. Vasijas de cerveza
ya están listas para el jolgorio.
Sin darle oportunidad con
la ayuda de su marido subimos a Aissa en el coche y regresamos con ella al Hospital. Casi puede decirse que hemos raptado un paciente.
La intervención delicada.
Dura más de cuatro horas. Mucho tiempo para África rural.
Aissa curada. Feliz. Liberada de su carga. Ahora viene cada año a visitarnos. A veces
nos pide ayuda económica. Cogió confianza. Somos de los suyos.