KAWE DE GABDEL

Kawe es un niño de 2 años y medio. Se cayó en una marmita de agua hirviendo. Se produjo quemaduras en todo el vientre y el pecho, en la ingle y las axilas de segundo y tercer grado.

En el hospital le tratamos con sueros, antibióticos, analgésicos y curas de la piel durante nueve dias. Incapaz de comer le dábamos leche en polvo y papillas de mijo y de maiz y caldos de carne.
Estaba cubierto con gasas y mosquitera para evitar las moscas

Conseguimos estabilizarle y evitar la infeccción y el dolor.


El décimo dia el padre tomo una decisión. Soy su padre dijo y tanto si vive como si muere me lo llevo a mi aldea. Y se lo llevó.







Dias mas tarde intranquilo, cogi una moto y fui a su aldea, un poblado de diez o doce chozas a unos veinte kilómetros de Rey. Le encontré en una cama cubierto por una mosquitera limpia y al acercarme en la oscuridad de la cabaña no distinguia bien que le habian puesto en las quemaduras. Por un momento pense en que algo diabólico habia crecido en sus heridas.







Su padre me sacó de dudas. Es pelo de liebre, le hará cicatrizar en dos semanas. Es un remedio indigena muy antiguo. También hemos visitado al hechicero y sacrificado una cabra.

Volví a Rey sorprendido y fascinado. Tenia la completa seguridad de que lo que esperaba el padre iba a ser cierto y el niño curaría perfectamente.








Y así ha sido. Medicina mas remedios indígenas con un poco de hechicería.

Quien dice que no.














































































1 comentario:

  1. Fascinante Emilio!!

    Parece un cuento con final feliz, sin embargo es una historia tan real como la vida, vida que medicina y hechicería han salvado con entrega, conocimientos, pasión y devoción!

    Por aquellas tierras olvidadas todo es posible, lo comprobé personalmente hace unos meses...África necesita que le echen una y dos manos, manos amigas, generosas y decididas, dispuestas a ayudar y a conocer a un pueblo encantador, bello, amable, agradecido, y escalofriantemente sufrido y necesitado!
    No tienen nada, y paradójicamente te dan más de lo que tu les das...¿cómo es eso?, no lo se...son cosas de África! Gracias Emilio por mostrarnoslo, y por esa capacidad tan especial tuya de transmitir y compartir sencillamente lo extraordinario!

    ¡Quién dice que no!

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